sábado, 15 de agosto de 2009

Yo no creé este espacio

Verás, papá,
yo no creé este espacio
ese verdoso de lama
que nos corre desde tus cenizas
en sabe qué cama
y mi inconsciente corral.

Tampoco lo fuiste tú:
no tendrías méritos para hacerlo.

Pues no jugaste en el Cruz Azul
ni fuiste a la guerra de la revolución
a luchar por un país un poco más contento;
no visitaste siberia ni te exiliaron
por ser amante del amor.

Yo nací así, verás, un poco cucha,
como a la mitad de tus expectativas
del evasivo escucha
que me dio veintemil pesos
cuando bailé de adelita en el otoño del noventa.

Yo nací así, medio vencida
la bohemia me corre la sangre
y yo le soy agradecida
no por recordarme a ti,
oh, engendrador enano e histórico,
sino por darme la libertad
para reconocerme buena y hasta estrella.

Tal como pudiste hacerlo tú.

Así que no me reclames
este limbo de líquenes y secos frutos
páramos inasibles e irreductos
superficialidad de fotografías
y un maquillaje a pruba de lágrimas
desde mi tocador.

Este espacio no lo creé yo, entiende,
siempre estuviste lejos
y siempre te quise;
tal vez este espacio está hecho a tu medida
para recordarte en vida
y casi como a la perfección de tu silencio de visita dominical.

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