Qué difícil es
la llamarada
no atenderla
distenderla,
hacerla trocitos,
conferencia de prensa,
ojos sumidos
ganas de pan.
Levanto el plato:
he comido vértigo
también me ha dado por llorar.
India y África quedan muy lejos,
lo mismo le pasa a Uzbekistán.
Yo más bien hablaba
de los confines de los huesos
de las historias de los restos
de los alrededores, de los placenteros resorts
de Chichen-Itzá.
miércoles, 19 de agosto de 2009
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