Me da miedo perder
lo vivido
en estos últimos trances.
Sentir que igual ya no lates
ni me inundas con la fuerza de tu mar.
A lo mejor por eso me reafirmo
en que fuiste tú quien me dejaste
este hueco de bala de cañón en mi ombligo
justo cuando quería
otra vez mi nave después del temblor despegar.
(Aquí es donde debiera insertar
la consabida frase
"y que sea lo que Dios quiera".
Pero tú hará un semanario de noches
me invitaste contra él a luchar.
Y yo...
Contra Dios no tengo nada
excepto que me faltas
y no encuentro manera
de derribar los muros
y a mi propio dragón matar).
martes, 4 de agosto de 2009
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