A estas alas de colegio
sí le daban ganas de volar
hasta ese dorado recobeco
que era su andar
que era su andar.
A estos labios llenos de destiempos
sí le dan ganas de matar
posarse en los labios del otro
y ser veneno
para luego ser antídoto y paz
para luego ser antídoto y paz.
A este lunar en el cuello
le dan ganas de platicar todo lo bello
que se ha dejado pasar
por buscar el otro lado del mar
por buscar el otro lado del mar.
Y sin embargo
resulta que sólo hay espejos
que nos ayudan a recordar lo que quizás no seremos
pero que aún así
nos empeñamos en amar
nos empeñamos en amar.
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1 comentario:
Mrlén Marlén...
te leo y...
No dejo de pensar... si cuando te encuentre alguna vez podré contenerme de comerte a besos!
Muy buen antídoto, ya siento paz
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