Me hablas y casi creo
que me expides el deseo
el dios tentador mismo
que un día nos creó
nos juntó
nos embalsamó
como a los faraones en aguas de acero
y sus tiempos
para no sé qué fregados bailar
como parte del ritual
de no perderse los cuerpos
las caricias ni los besos
acaso sólamente
la razón:
festejar el estadío de la salud de los enfermos
una vuelta al mundo en la piel de la osadía misma
una suerte de felicidad discreta
que alcance envidiosos y abyectos de corazón.
Pues me hablas y casi siento
que tu amor aún no es desierto
y hasta me puedo creer que es verdadero
eso de que la persistencia de la memoria es maravillosa
en los terrenos del amor.
Y por eso hoy decido
arrullarte en mi almohada sola
que se sabe en universal canción con tu voz.
martes, 11 de agosto de 2009
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