No importa tanto el calor
ni los huesos ni el polvo
de tu cauda de ángel y demonio.
Importa acaso que existe un libro abierto
ola que crece frente a mi espejo
y reclama murmullos sentidos
de te amos y te quieros.
Para ser francos, la importancia
poco importa.
Resulta que te llamo
y me llamo a mí misma
amoratado corazón.
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