Soy demasiado rica
como para competir contra Slim.
Las estrellas heladas son mías,
todas diminutas
todas caídas en mi cochera.
Los aromas de oriente y occidente
navegan en mi historial de reencarnaciones.
Y hasta los silencios más profundos de mi casa,
diálogos de voces lumínicas
que me cuentan cómo fui antes de llamarme en la escisión del nombre,
me pertenecen.
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