No importa cuántos aviones pasen
su peso, su densidad, el grado de dulzura que alberguen en sus alas
el linaje de la aerolínea
el paisaje de sus destinos-paradas.
No importa cuántos rumores se respire bajo esta densa agua
o si al fango le diera por enlodar el único tesoro
que guardo desde la infancia.
Soy tuya, nadie ha dicho lo contrario.
Tuya en contra de tu voluntad
Tuya en contra de la marea baja
Tuya en contra del mismo viento provocador de tsunamis
Tuya en contra del harén que sigue tu cauda de rey solar.
A pesar de mí
A pesar del tiempo, mi no belleza,
mi lenguaje y mi conducta férrea
a no favor.
Acuérdate de ello
cuando el tren de la malicia ajena y masculina
pase queriendo atropellar mi nombre y mi boca:
Apelo a la máxima que reza
que lo sembrado es lo cosechado.
Que imagine tu corazón y tu mente, tu cuerpo y tu existencia,
amor,
cuántos campos de mi lado bueno
(hectáreas, caminitos dorados, trigales y planetas enteros)
posees aquí.
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