Prometo sonreír
y no por mí ni por ti,
sino por la magia que me envuelve
y gira
para dar gracias a lo que hay después de conocerte.
Prometo sonreír
a pesar de lo que hay dentro de mí:
soy temblor,
he sido temblor entre tus pupilas y tus seis abrazos;
y soy el escombro que queda,
basurita llena de partículas de luz,
cuando reparo en tu larga ausencia
que me provoca amarte otro poquito más
y nunca lo suficiente como para llenar mi planeta entero
de tu nombre.
Prometo sonreír,
esta mañana y las que sobrevengan
para ser una puerta y ser faro y ser todo
por si un día
quieres en mí entrar.
martes, 26 de enero de 2010
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