Hay un caracol
o es una escalera.
Dentro de mí.
Recorre sus pasos hasta volverlos millas
y de mi cara se acuerda.
Le he preguntado su nombre.
La más extática travesía
platica con mis neuronas;
Cubre mi tosquedad
de sutilezas.
Soy la misma y no soy
la vieja barca desértica de ayer.
Su arena me volvió este mar y esta carne
este todo que no sé ni a dónde
y sin embargo, es suyo.
domingo, 24 de enero de 2010
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