Subo al despertador de chip de celular morado a las siete de la mañana:
es sábado, los delitos de lesa humanidad
también sobrevienen con los inventos japoneses;
Pero ese chip que es riñón y es cerebro y está
pegado a nuestros cuerpos,
jamás sabrá lo que es entregar el alma y los besos
en tiempo real y en este intento de poema.
Ahora,
dormiré hasta quedarme despierta.
domingo, 17 de enero de 2010
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