domingo, 31 de enero de 2010

Gracias, ojos tuyos

Gracias, ojos tuyos,
manos tuyas, labios tuyos,
alma tuya, corazón tuyo,
por escuchar mi latido,
mi euforia y mi soledad

y no juzgarlo

y ser el mismo ángel desde el primer día
que me dio un nuevo tiempo-lugar
para aprender a vivir y a flotar feliz
a pesar de la marea alta
de las montañas rusas que a veces me fabricas;

a pesar de mi explosión sideral
y del tapete gris que se nos heredó por mundo.

Sin ti, este paisaje sería
un alhajero sin cuerda con bailarina oxidada
un tocacintas sin música para alimentar el alma.

Contigo,
las mismísimas joyas pasan a un segundo lugar.

No hay comentarios: