domingo, 17 de enero de 2010

Acto efímero de buena voluntad.

Suceder el domingo para acarrear la magia.
Los inestables llorones, como yo,
de casi todo carecen, menos de la varita mágica del sueño
-o en su defecto, de un amor inconmesurable
o una imaginación a prueba de Wii y esas cosas pardas-:
Traeré a mi vida la sonrisa de tu alma que es mi arcoiris
mojaré mis pies en el turquesa de aura que llevas puesto
al despertar.

Y mi problema ciclado de tu eterna ausencia
se habrá resuelto por un acto efímero
de buena voluntad

y mucho más amor.

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