viernes, 15 de enero de 2010

Kilómetro Umbilical

Asomo mi cabeza hacia la blanca ventana:

esta alfombra que pesa hielo, acaricia las dos estrellas de mi pecho.

Tu nombre sucede como rosa invernal abierta de a poco;

el milagro de la resurrección siembra primaveras.


Mis manos siguen preguntando

por qué no puede mi alma engendrarte luz

si fabrico decenas de ellas

cuando recibo el contacto de tu respiración,

cuando oigo la canción que eres para mí

desde tu kilómetro umbilical y lunar

hasta este puerto amarillo sin mar de fondo.

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