Algún día
sacaré tus dos ojos a pasear por la luna
mortificaré tus silencios de huraño
con mis caireles de fortuna
montaré radiografías del sol
en tu cabecera.
Cuando halle la fórmula,
entenderás por qué la mujer que me habita
se parece a tu hombría en lo terca
y es igual de frágil
que cualquier flor de abril.
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