Arisco, necio, amargado,
huraño, solitario, blablablá.
La gente habla y dispara ponzoña;
Es su pasatiempo, ángel terrenal.
Y aunque tú a veces te la creas
y te quedes con la camiseta bien puesta
e incluso logres hacerme creer que es verdad,
sé bien que eres algo más que espina clavada y lodo,
algo más que incomprendido sideral.
Eres mi luz
-aunque insistas apagarla-
eres un trozo de cielo
que llegó a mi vida
para cantarle de noche arrullos desde lejos
para ser estrella
para no llorar más.
También eres caballero
de esos que ya no he visto
que desata los nudos que no llevo en la blusa,
el librepensador que no checa tarjeta
para poder pensar en libertad;
mi propio sueño a la medida,
la espera desde niña
de alguien como tú
hecho realidad.
Eres el ángel más humano que conozco
y si no me equivoco,
el único en mi mundo
al que amaré hasta esta eternidad.
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