Parada, dormida, evasiva, viajante,
obsesiva o malencarada,
me gasto las inútiles horas y las nuevas hojas de calendario
porque me lanzo con tu efigie
hasta el penúltimo rayo de sol
donde no se vive la frontera
y no se está demasiado cerca del principio para desistir del todo
ni tampoco al final para fabricar el rótulo "the end".
Me sobrevivo a mi pesimismo,
abro la gladiola que es un ave dulce,
la como de a poco,
y de mi boca sale un nuevo núcleo
que volverá a ser flor y ave.
Un regalo azul.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario