Te canto no porque seas hombre
sino porque aún eres niño
uno muy mío
y que se frieguen los burladores
pobres ellos
tú no has dejado de volar.
Te he escrito aviones
y te he visto caer como héroe
de cajita de cereal
bombero que apaga fuegos interiores
santo con medio turno
taxista del desencanto que va
por esta ciudad vida
ruleteando sin parar.
Te canto porque eres amarillo sol
y azul viento
no importa si de mí estás afuera o dentro
hay calles que suenan a niños que ríen
hay señoras que se quejan de sus dueños
y hay carruseles que giran naipes
todos se los jugué a dios
para que tú construyeras tu propio sueño.
Un canto no es una invocación
es una evocación a lo que hace moverte
es lo que te distingue hombre entre los hombres;
un canto no es un mensaje en código de Sión
es un momento en el que algo más amplio que el pecho
se abre y a todos aturde,
el pie para que caigas de rodillas ante la felicidad
para que llores de contento
para que te saques el uniforme.
Un canto es un aire perpetuo
que baila y vuela
como el ritmo se lo impone.
Hoy no te canto tristezas
porque no estoy para esas canciones
no te canto porque quiera pobrar la hipnosis
sino porque te amo
tú ya me conoces.
Te canto no porque seas hombre...
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