Hoy no te quiero verde
tampoco blanco
ni granadina desangrada
ni cielo mar azul.
Hoy más bien te quiero
absorto
en el sigilo de estos vientos
muerto de tu ego
y al mismo tiempo no muerto
te quiero como niño desaparecido
suerte de locatel de los abandonados en el hastío
te quiero vivo de tu alma
y de tus labios y de tus ojos sombríos
te quiero como flotando en botella-olivo;
Algo así como en vida
un aparecido
más vivo que mis dedos
más fuerte que mis estornudos
más latente que este letargo-domingo.
Te quiero, supongo,
como siempre te he querido.
Lo más extraño,
es que a estas alturas
no sabría definírtelo.
Lo mágico, en todo caso,
es que te quiero
como la rutina a las almohadas bien sacudidas
como los zapatos de fiesta
aman a los pies ligeros y rojizos
como el espacio que se llena del todo y la nada
que oxígeno y cfc le llaman
los tristes científicos.
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