Como a veinte pasos está
la dulce niña de la noria
desde el fondo entona un canto a la memoria
de los caídos en la guerra contra las mentiras
y enarbolando la ideología de la verdad.
Sus cabellos son las ondas que un niño
cuando al lanzarle piedras pinta
su sonrisa es el rocío involuntario
ella sube sus colores a sus mejillas de agua
ella se ruboriza cuando el sol
sale para su piel saludar.
Y en la salud de esta presencia bendita
los hombres beben de sus senos perfectos:
no ha parido y sin embargo algo es cierto
su líquido de luna blanca es el alimento
de las almas que creen en la vida después de la muerte
y en la existencia de una oportunidad.
Para reivindicar sus errores
frente a la niña de manos exquisitas
madre perenne, inocencia mantenida
a base de magma guardado en sus plantas
y con la vara mágica
toda hecha de cuarzos y de piedras
que le adornan y son ella
son ella que es la Tierra
son ella que es la madre que espera
que su canto de niña la oigan cantar.
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