Te contaré
que me llovieron estrellas tristes
y que me hicieron falta
tus gestos histriónicos y tus caras.
Que el olvido está muy lejos
de la estación Marlén
y que espero que el veintidós de este mes
algo alegre grite fuerte en tu alma.
Pero los segundos son tramposos
y prefiero no decirte nada.
Debe ser porque creo en el presente
y el presente se renueva
cuando doy gracias por saberte aún
la razón que me regala nuevas alboradas.
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