Cronopios y buenas salenas.
Empecé con cronopios-bríos a las dos de la tarde.
Y ya la página veintisiete entre corchetes me acompañaba.
Fumé hongos alucinógenos
vendí mis recuerdos al viejito de los cacharros
sumergí fritos en salsa valentina
recogí fragmentos de otras vidas
no puse la nariz en la cocina.
Y ya la página veintisiete entre corchetes me acompañaba.
Maldito escritorio
si fueras más grande igual te llenaría
maldita tú, intelectual desprevenida
debajo de estos papeles se esconde tu vida
agárrate una naranja y ponte a comer.
Y ya la página veintisiete entre corchetes me acompañaba.
No sé si eres ensayo o soy reseña de libro
alguien más debe estar escribiéndonos
con la astucia de un niño
ya son las dos de la mañana
quiero verte los pies de página
quiero saber si te conoceré bien
o si serás otro Frankenstein de las montañas
de papeles reciclados que cuentan mis mañas
escribo en las esquinas de las hojas
porque no me gusta el centro perder.
Y ya la página veintisiete entre corchetes me acompañaba.
Cronopios y buenas salenas.
Me fulminé con cronopios de ojos de hombre
los cuatro que más he amado en mi vida
los dos pares pertenecen al desierto
y latiéndome fuerte uno a la vez;
los dos pares con nombres de pioneros
(empiezan en A)
y de los cuales ninguno jamás tendré.
Y ya la página veintisiete entre corchetes me enjugaba...
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