Hay un espacio
que se infla dentro de mí
estalagmitas de oro
que son cigarros de tarde despeinada y rosa
en los dedos de la mariposa
que pude ser al fin.
No me busquen debajo de las piedras
en los ramajes de los caballeros de madera
en las casitas de las niñas primavera
ni en los horizontes naranjas sin fin.
Hay una parte en mí que se ha hinchado
de luces y vestidos de gasa evaporados
aves que sobrevuelan los minutos
niños nadando con su delfín.
Hay, pues,
una parte en mí que se inunda de fuego, canto y viento
no me pregunten nada
no creo que pueda dar respuesta sensata
hoy me parió la nada
y la nada tiene tantas respuestas
como espacios que se expanden
apenas el sol habla.
Algunos le llaman corazón
otros la lógica de la vida
reloj biológico en plena avenida,
dulce de amaranto en el pecho
para el camino seguir;
Otros simplemente,
intuición explícita
confirmación sin autocríticas
afirmación de la apoteosis del amor
más allá de la comprobación científica,
de la carne y el olivo
de la mitad de la luna y su espalda
de los viajes alrededor de este eje
que sabe a canción de adolescente
y tiene manos de viejo y pulido marfil.
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