De pronto
el rímel negro
sin andar a contracorriente
las blusas de manta
se mueven con gracia y diligentes
me devuelven mis años de sonrisa perenne
porque callaba por fuera
pero cantaba la voz interna
apenas el alba despuntaba una vez más.
Algo mío
de repente
se ajustó entre las líneas
de mis huellas dactilares
y el día prometió saber a dátil dulce
y hasta los semanarios hechos pulseras
salieron del alhajero
que me cuenta que me veo igual.
Ya no busco raciocinios
el día es muy corto
para meterlos en el método científico
en el pensamiento deductivo
o en un mapa conceptual.
Saldré a la calle
que no me esperen los rictus tristes
hoy no estoy para nadie
que no sea alguien
que quiera intentar ser feliz
como lo intento yo.
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