Tigresa Toña
se peinó su grifo cabello
sacó al sol sus miserias
y guardó los entuertos
que le brincaban en su humilde
y azotado corazón.
Se puso la capa satinada
rímel de colores,
de puta pestañas harto largas.
Y salió al ring
como flor de Xtabay en la alborada
justo para vencer
al Epíteto Malparido
para pagar las deudas
que la vida a través de él
la literatura le dejó.
Le hizo una llave
a los sonetos que el luchador
tenía colgados en los entreshijos,
lagrimitas saladas salieron liberadas
lagrimitas enjauladas, asustadas
escondidas en cada noche sin encender;
Luego se le abalanzó
para caer cuerpo a tierra
jalarlo de un brazo
morderle la hipérbole-oreja,
oscuro avionazo en el amanecer.
Ya luego los rounds cansados
dejaron que Tigresa Toña
alzara su cuerpo como toda una señora
los pechos bien erguidos
los pies callosos y cansados
no hubo circunstancia ni condición
para levantar las pompas;
Tacones en mano azotó la duela
de la arena hedionda
y de un manotazo
dijo un no más a los tapetazos
ni a las manipulaciones
frases incoherentes enmedio del pleonasmo
adiós la futilidad de dos horas
escribiendo por encargo...
Adiós a la prosa malnacida:
de ahora en adelante
nomás puras palabras que salgan desde adentro
la literatura no vale
si un escritor en su escritorio se lame
los dedos y los lava en formol
al anochecer.
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