lunes, 20 de abril de 2009

Ganas

Tengo ganas
de regresar mi cabello
al punto exacto
el día que te ví
esos ojos miel
esgrimando los míos negros.

Tengo ganas
de verte enfundado
en tu traje gris
tu cara álbea
luna lorquiana
que presagiaba mi penar.

Tengo ganas
de volver a sonreír
de estar parada en un café
esperando por tí
de regalarte a Chagall
con cartas de amor simplonas
y esperas sin fin.

Tengo ganas
de escucharte hablar lento:
me apuran los días
me quema el sereno
tú eras la andanza del fuego cubierto de hierro.

Yo sigo siendo
el carro incendiado que va a diez mil.

Tengo ganas de ser lo que soy
y tenerte al mismo tiempo
jugar a que detengo el tiempo
sacarte de tu esfera de nicotina
y quitarte el mote de antrolopitecus
que eras para mí.

Ver un jardín donde la vida
es normalmente aburrida
pero contigo;
salud de un labrador y
de exhaustivas agendas color vino
pulcritud de nuestros zapatos
y nuestro deber.

Tengo ganas de tener dieciocho años
y no conocerte
para no sentirme que vago siempre
por otros amores
que lo mismo he amado
pero que me calan más hondo
porque tú no has dejado en mí
en mi alma clara y marchita
de correr y volver
una y otra vez.

Tengo ganas de matar a esta noche
y las anteriores a tu aparición
y las posteriores a tu extinción
y las paralelas a los besos
que he dado sin otro a cambio merecer.

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