Tus besos me aguardan
para vestirme de ellos y pernoctar conmigo
esta noche.
La misma que se ha repetido desde antes de vernos las palmas
porque el destino es así
y no hay nada qué agregar.
Tus besos me aguardan
justo entre la memoria cantada de mi signo austero
y las flores que entornan tus frágiles ojos de sol egipcio.
Estarán a salvo en mi puerto
y en mi entrepierna comerán el calor estelar
que desde hace miles de años
tu voz platicaba con mi alma.
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