A un tazón de cereal
comprado a granel
en una tienda de procedencia gringa:
Gracias por el arcoiris
que se disuelve en la leche
y en la lengua reverbera como
si de una profecía feliz se tratara.
Gracias también por activar la memoria
que a los cinco años siempre es rescatable
y pinta globos aerostáticos
a las casi dos de la mañana.
Porque a través de sus aros
veo el presente como algo curioso
se le borra el color a todo
pero sigue siendo fascinante de verdad.
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