Ya no me grites duelo,
amor,
no barajees estas letras
como si de un pókar de corazones
se tratara.
No hay nada qué analizar
mi carne y sangre te llaman
y en el cielo como en la tierra
mi alma te ama.
Eso es lo fundamental en mi esencia
lo demás, sea hoja al viento
sea beso tuyo en llamarada
es cosa tuya y de mi propio Dios.
Mejor colúmpiame esta noche
en el sueño de tu piel nívea
no quiero quedarme en la soledad de la espera
del sábado siete
a las nueve al despertar.
sábado, 7 de marzo de 2009
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