sábado, 21 de marzo de 2009

Pianista

Ojalá
que hubieran sido mis dedos
los de una pianista
para tocar a lo que sonó
este día bendito
en el que la luz violeta
regresó
y el mismo eco despacito de antes
como una caricia de barro
que pasó por mis brazos y mis ojos.

Le devolvería la luz a los ciegos
que miran sin ver
y me harían embajadora de la paz
o alguna tarugada parecida.

Yo me burlaría con algún verso
luego el dinero lo esparciría
donde hay hambre de alimento
con un beso en cada billete
porque también hay falta
de un amor más universal.

De paso, toleraría a mis adversarios
los invitaría a mi casa a jugar caras y gestos
los despacharía con un "vuelva pronto
en este lugar hay luz
no dude a ella regresar".

Ojalá
que hubieran sido mis dedos
los de una pianista
para tocar a lo que sonó
este día bendito...

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