Si no tuviera la suerte
de cantar junto a la tierra
que me sostiene
los árboles que me abrazan
esa voz de mi Maestro
que llegó rugiendo para quedarse en mí
y hasta que la memoria se separe
de este terco cuerpo,
el júbilo de ver las estrellas
en este fragmento de cielo
al extremo de Little Jump
las carcajadas de ellas
ninfas en flor.
A lo mejor pasaría facturas
o sería sepulturera
a lo mejor sería contadora
y no poeta.
jueves, 19 de marzo de 2009
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