El invierno
se ha ido
curiosamente
esta vez
le agarré cariño
jugamos a las escondidas:
yo lanzaba mi bufanda
hasta lo alto del montículo de suéteres
él por las noches la bajaba
y me enredaba como pinito
al día siguiente.
Cantamos rondas
al desvarío,
comimos chocolates
hicimos las paces
y hasta reímos.
Me peinó de colores
mi cabello ennegrecido.
Nos hicimos amigos.
Es un regalo para las que nacimos
el penúltimo día del ochenta y dos.
El invierno fue bueno
pero la primavera que hoy llega
será aún mejor.
viernes, 20 de marzo de 2009
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