Y aunque llore
y te parezca más tonta
e impredecible que siempre;
Aunque me mires mujer endeble
y pienses que soy un caso extraño
de la sociedad de los dioses inexistentes.
Aunque la misma luna y el resto de los mortales
los que se suben a mis canciones
y hacen de mi corazón su propio viaje
me crean un caso perdido;
Te amo igual
pesimista, llorona o no,
escalando nubes, cegada por tu luz,
esperando un milagro, llamándote día y noche
cada que me palpita el rojo inquieto
que un golpe de estado a mi mente le dio.
Es simple: cuando se ama
lo único que gobierna la vida
es el corazón.
domingo, 8 de marzo de 2009
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