Es veintitrés
abriremos las ventanas
del cosmos que hay
en cada par de ojos
cuando digamos hola
al que barre
al que riega las flores
de los condominios monstruosos
al que habla en la radio hasta por los codos
al sol que ciega a eso de las siete
y que aún así es un placer a tientas manejar.
Luego vestiremos de flores
la inmunda rutina que nos agobia
algo bueno tendrá este día
alguna buena noticia
en algún rincón de esta tierra
una suerte de tambores que van
desde el cuerno de la abundancia a la patagonia
y hasta el otro lado del mundo se escuchará.
Son los pasitos de los niños que se rehúsan
a olvidar sus lecciones cósmicas en la escuela
son las risotadas que caen en cara
a la prefecta de la secundaria amargada
el periodiquero que pasa silbando perfume de gardenias
por mi casa
y aunque no venda nada
el abrazo del aire tibio
que lava células y pone todo en su lugar.
Es veintitrés y algo bueno
en esta tierra por los dioses olvidada
eclosionará.
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