Doña Blanca está cubierta
de avatares y luto y sin la Gracia:
un borracho panzón
le robó a su marido
de vivir otro poco más las ganas.
Se subía a su taxi
el alcohol lo prendió de su brazo
y lo estampó contra su final desgracia:
mientras toman unos
la vida a otros por el efecto
de la sublimación en la sangre
se les escapa.
Yo apenas lo supe ayer
agarré mi máscara de hierro
y disimulé el impacto de sus enunciados
que durante toda la noche
a mis oídos estuvieron taladra y taladra.
Me dolió dejar de verlo
se parecía papá
y era el doble de hogareño.
Y me pregunté si de veras a Dios le gusta
que nos partamos la madre
o es que los oráculos andan sueltos
y no hay quién los pare.
El caso es que el difunto está por regresar
su corazón palpita en la menor de sus hijas
y en su vientre
dicen que para el día del niño el niño nacerá
y volverá a ser todo como siempre:
Nacer-crecer-reproducirse-morirse
esperar a trascender,
amar.
sábado, 7 de marzo de 2009
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