Si existiera una endoscopía de los sentimientos
te juro que te sabrían mis olas
de este mar que antes era todo quieto
y que ahora no lo paro
porque tus ojos son dos lunas
que me mantienen en marea alta
como la segunda parte de mi nombre
como este amor que se vuelve nube y trueno.
Marzo me arrulla como si fueran tus dedos
quiero estar dormida para verte un rato
para mandar a este rojo inquieto
a decirte cuando estés descuidado
que te amo y te espero.
Mantengo el radio apagado:
desde afuera oigo la inmensidad de este cielo
que me ha dicho mil veces que eres tú
transmutado en nubes y colores por cientos.
Escucho en el silencio tu tránsito
de la cabeza a los pies
de mi sangre hasta mi vientre
y de mis ojos hasta mi propio sideral espacio.
Habitas toda mi casa,
ocupas todos los renglones de mis cuadernos
te adueñas de mis ansias
de mis blusas, de mi cepillo de dientes,
de mis pantalones, mis vestidos y mi cabello negro
como la noche en la que te escribo
te amo
como los tatuajes y los tachones de mi blusa
que simulan este amor
con el brillo de su desconcierto.
Ocupas en tu clara inmensidad
de niño valiente y callado
los espacios impolutos y denotados
que le hacen un vestido a mi nombre
porque en el de antes ya no cabe
se hinchó de tanto amor en todas mis partes
las que ves y las que no tocas
las que no siento y sin embargo provocas
mi universo
mis caderas
estos dedos
mi ser.
sábado, 7 de marzo de 2009
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