tan ordinaria
como para entender
por qué habría de prescindir del Wii
y no de mis libros
que sangre me cuestan.
Si el Wii me lleva la sonrisa
y los libros la amarga hiel
me repasa las esquinas;
el Wii me lleva a paseo
y los libros la madre me mientan.
Nunca he jugado en uno,
no sé si soportaría tal vileza.
No sé qué cuernos con esta luna tecnócrata
y con la displicencia demócrata
hacer por hacer
sin saber que hago
decir por decir
sin saber a dónde voy
pero tan plural como no lo fueron
mis ancianos
tan privilegiada por perder la individualidad
entre la identidad de los que no tienen nombre
porque ya no son.
martes, 31 de marzo de 2009
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