martes, 31 de marzo de 2009

Quiero ser

tan ordinaria
como para entender
por qué habría de prescindir del Wii
y no de mis libros
que sangre me cuestan.

Si el Wii me lleva la sonrisa
y los libros la amarga hiel
me repasa las esquinas;
el Wii me lleva a paseo
y los libros la madre me mientan.

Nunca he jugado en uno,
no sé si soportaría tal vileza.

No sé qué cuernos con esta luna tecnócrata
y con la displicencia demócrata
hacer por hacer
sin saber que hago
decir por decir
sin saber a dónde voy
pero tan plural como no lo fueron
mis ancianos
tan privilegiada por perder la individualidad
entre la identidad de los que no tienen nombre
porque ya no son.

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