Las flores allá afuera
no tardan en llegar
hay algo en esta ventana
que da hacia la cochera
que me recuerda la alegría
de sentarme sobre mis rodillas
y pintarle recaditos a la tierra:
"Te quiero, gracias por sostener
a esta poeta morena
si extraterrestre fuera
no hallaría tanta paz
cuando escribo en este lugar".
Luego miro hacia el tapete azul profundo
y me doy cuenta que en dos días
Amarylis entre mis venas
y por mis faldas
volverá a cantar.
El aire canta sonatas bajito
los niños huelen a caramelo
salón adentro
y las maestras sus estrógenos reverberan
al compás de los manteles
que a las madres de sus pupilos
tejerán.
De los carros no hablo:
si las bujías sintieran Amor
otra cosa me cantara a las cinco
cuando voy rumbo a la escuela
y deseo con toda mi alma
no escuchar rugido alguno ni bravío rumor.
Y así como en mi piel renace
lo que siempre espero en el mes de marzo
estoy segura que otros tantos
como yo
miran en Amarylis la redención
a este mundo poblado de locos
a este mundo obligado a timarnos
a este mundo perfumado de nos.
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