No hay mucho que decir
excepto que mi falda a veces es verde
otras azul, magenta o rosa
y la risa violácea y densa fabrica aviones
de propulsión a chorro.
Los parques ahora hacen mímesis con el color de tu pelo
y dibujan cirros a la media noche
y son telones que anuncian a la la luna amarilla,
espléndida y febril.
Y pasan todas estas cosas
porque ocurre que aquí dentro aman
aquí dentro te abrazo,
te espero, te añoro,
te olvido entre los rostros de la gente
y a los cinco minutos te dibujo la cara mejor que Dios.
Sucede que todo esto ocurre
al filo de cada segundo viejo que da paso a uno nuevo
justo cuando descubro que te amo porque te siento
o precisamente porque dibujas
el contorno de mi éter con tu existencia
es que te amo más.
El caso es que pinto el asfalto de tus nubes
y que el creador agarre confesados
a los olvidados humanos sin amores:
el piso es un cúmulo de cirros y estratos
y se puede en él flotar.
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