Sobre un lecho de fuego
estamos tú, yo,
la infinita no presencia del tiempo
un caracol marino renovando la materia
latido de dioses cincelando un mundo.
Formamos las olas de la vida
entre cítricos y cantos.
Llovimos estrellas
para expandir la euforia del beso.
Luego, dormimos.
Y en el sueño prometimos continuar
el andamiaje del Gran Canto.
Memoria táctil y Gracia Plena
esta luz que refrenda
la existencia del sí y su repetición
cuando dos voluntades erigen
una patria llamada Amor.
lunes, 24 de febrero de 2014
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