de tu corazón tierno
a las dos de la mañana,
te mando a dormir
cuando lo que quiero es dormir contigo
estar debajo de ti
o regresarme a tu costilla original
para respirarte.
Traigo esta noche, a esta hora
un inabarcable coraje de ausencia de ti
y por eso es que me levanto
a escribirte esta nota.
Once diez:
cuando no soy ley ni filosofía
recuerdo que tiemblo de amor
y mi flaqueza eres tú
a la hora de la noche
porque tu mano en mi cadera
está ausente.
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