Canto al dios terrenal
que habiendo descubierto
la Mar de Tetis
escarbó incesantemente
remolino y fuego
hasta dar con la profundidad de mi origen
este eterno femenino
teñido hoy de su semen con sabor frutal.
Canto al dios escritor
al visor del mundo más allá
de las concretas formas.
Alzo la vista y en un latido
abrazo su sexo que es mirra
y es copal
hasta abrasarlo y duplicar
la muerte y resurrección de su lado de hombre.
Canto al dios
te canto a ti
a las tres treinta
justo cuando hambrientos estamos los dos
y nuestro corazón es tan grande
que no nos cabe en la bolsa de la tarde.
lunes, 24 de febrero de 2014
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