Hormigueo en la punta oeste
de esta luna
húmeda de la presencia de ti
tú, dios disperso en éter y materia.
Un canto para ti
ha habitado mi cuerpo desde la noche.
Razón de grillos y estrellas nonatas
caballito de mar con el recuerdo
del beso primigenio.
Todo es inmenso.
Todo por ti es nube y también amapola.
Todo es invencible
incluso tu talón
incluso el delirio
incluso el éxtasis más allá del botón.
Salgo a la noche a bautizarme de ti
y te encuentro, danzante y niño
en la punta de los astros
hablando del sueño de dios
convertido en lo que hacen tus manos.
Salgo a la noche a vestirme de ti
y resultas ser fuego nuevo.
jueves, 13 de febrero de 2014
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