Flor encarnada
incrustada en agua de sal y desierto blanco
ignominia muerta
una luz que teje la luz dentro de la luminosidad
del verbo que es él cuando mira
las esquirlas que hubo en mí
antes de la renovación de mi espíritu.
Lo veo y lo conozco
o tal vez no
y por eso luego la lluvia del silencio
su tela de algodón de otra mancha lunar
tersura de noche limpia:
quiero escucharlo
y lo consigo y no
porque es un mundo denso y abierto
siempre manifiesto
en la inquietud de su propia inteligencia sonriente.
Mi cuerpo lo conoce bien
en el grito de un mar de plasma enriquecido
de una multitud de personas que hemos sido
antes durante después
de abrevar del gozo.
Mi espíritu en cambio
inagotable de preguntas está
y es que su esencia es tan distinta y sabia...
Por la tarde le vi crecer
sueños sobre su piel morena
y yo lloré alma adentro
por la magnitud de la alegría divina.
Soy científica de su alma
y pareciera que soy esclava de su corazón danzante
y sin embargo soy ambas.
viernes, 21 de febrero de 2014
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