Prometo no erigirte
una torre de esperanza escrita
ni palabras de cortejo sin trenzar.
Juro que no te diré en vano
la palabra amor
porque no se trata de eso.
Mi poesía habrá de llegar a algún lado
el día que yo muera por segunda vez
y espero morir ahíta de tu cariño consciente
que va caminando al lado del mío.
Mi poesía habrá de llegar a algún lado
y esos serán tus huesos y tu carne
y también tus pensamientos y tu doctrina
tu metodología para el amor
y tu corazón y tu espíritu libre.
Digo morir la segunda vez
porque morimos todos al amar enteramente
como aquella noche entre tus brazos.
Prometo escribirte la rareza de este sol
tan extraordinaria
como la tierra ignota que la vida nos ha alcanzado.
miércoles, 12 de febrero de 2014
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