Sé que sonarán las ocho
y en mi cereal otra vez
tu cuerpo saltando como un niño.
Sé que de nuevo tu corona
en mi cama tibia habrá permanecido
cuando salga y mire
que nació otra gardenia.
Lavandas para ti no tengo
acaso el eco de la canción
que yo traje para pensar en ti
hasta dormirme y despertar
sabiendo que otra mañana
tu fiel mujer seré
asomando mi voz por la escafandra.
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