viernes, 11 de julio de 2014

10 de julio

Baja, Poesía, 
y dame los cantos de dios
en los ojos de mi hombre. 

Bajé y se asenté
bajo la lengua y los pliegues marinos
de la mujer que te ama.

Tú, el amado por mí,
Yo, el único espíritu
por el que tu piel el registro
de la piel de tu mujer guarda.

Yo, el hacedor
del aire puro de sus senos
y el combativo aliento de su arteria.

Yo, el que tanto te ama
y te envuelve con ella
y con el día y las armas del viento
porque lo supe siempre:
estuvimos uno junto al otro.

Tu alma desciende a tu cuerpo,
Vida,
y desde ahí a la Memoria Indeleble
de este Beso
y ya no cuento las gotas del mar
porque para ti soy 
una Mar de jacarandas. 

Tomé la vía de tierra
con sus pómulos y ojos de barro negro:

Está llena de Amor por ti.

Venérenme en cada Entrega.
Suyos son
los versos y este paraíso en blanco.

No hay comentarios: