Toca, aliento de cedro
toque tu rama mi alma,
toca, asfalto verde
los soles de mi niño
hablando de sinfronteras.
Había una vez una eternidad
escrita en el siempre:
hay una vez y es contigo,
niño alegre.
Tócanos nuestra boca inocente
ábreme un puerto y otro aparte
porque de tanto amor
mil barcos yo tengo
y todos son tuyos, y los miro
en tu alma buscando su playa
para desembarcar en tu carne.
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