Herido fuiste por mi propio rayo
dejé de ser tu mujer para atacarte como fiera
por eso me dices poeta.
En el alma llevo el veneno
de la injuria a ti proferida:
nos maté por un día.
Busco a cada instante renacernos
por la fe en ti y en el paraíso conjugado
con amor antes que con ideas.
Busco a cada instante tu legítimo perdón
entregando mi alma al reino de tu beso.
Déjame volver a ser tuya
libérame.
Te he amado como nunca lo vi hacer
en esta vida
se que te amaré como nunca te has imaginado
a un cuerpo amando más allá
del tiempo de la carne y su latido.
sábado, 5 de julio de 2014
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