Toma, muerte, lo que hay aquí,
llévate la oscuridad que me agobia
y el atávico ensimismamiento que no ganará esta vez
porque yo amo a ese hombre.
Toma, vida, mi silencio amante,
mi transparencia de aire bendito
tomado de su etéreo manantial.
Soy la mujer que deja atrás la armadura
y los siglos de conocimiento mostrado
para agobio del mundo.
Soy la mujer liberada para hacer de sí
este corazón amante
la madre y la amiga y también la protectora.
Soy la mujer que aprende
la que cada día se enamora.
Soy la fruta que no se pudre porque su pulpa
cada día es probada por sus labios.
Soy la ventana al jardín y la playa
soy la curación y el ritual y el incienso
y ajena estoy a los vidrios de rascacielos
porque hoy, tomaste, muerte
la última llave que me encerraba.
martes, 27 de mayo de 2014
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